Está bastante bien, pero personalmente esperaba más escenas de acción. Vale la pena verla, pero olvídate de impresionantes secuencias y efectos especiales omnipresentes, aparte de desintegraciones varias. Hay que prestar más atención a la historia, la misión de Klaatu y cómo la va llevando a cabo. Eso sí que merece la pena.
Y sí, el niño es un cabrón de narices. Y pensar que ese delincuente juvenil es el elegido para atarse a la cabeza... la cinta de Kárate Kid.
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